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Durante el año, todos tenemos una rutina diaria: trabajo, gimnasio, cuidar a los niños, y todo está bien y controlado. Pero en junio, llega el verano y las ansiadas, o temidas, vacaciones. En principio, nos apetecen, pero luego recordamos lo mal que lo hemos pasado algunos años y se nos quitan un poco las ganas.
Preparación para disfrutar de las vacaciones
Las vacaciones nos tienen que servir para descansar física y mentalmente. Por lo tanto, nuestros objetivos deben ser descansar y “desconectar” de nuestra rutina y de nuestras preocupaciones, como por ejemplo del trabajo. Para conseguirlo, debemos preparar ese nuevo escenario en el que vamos a vivir durante unos días y que no nos interrumpa el descanso temas relacionados con el trabajo o nuestras obligaciones habituales. Si trabajamos, y queremos alcanzar nuestros objetivos, podemos avisar mediante email o mensaje del móvil a todos nuestros compañeros y clientes de que estamos de vacaciones y que contestaremos sus mensajes a la vuelta a la oficina. Además, en nuestra vida diaria, podemos usar los grupos de Whatsapp en los que participamos para avisar de que vas a estar desconectado.
Otro factor importante para disfrutar de las vacaciones es el lugar elegido. Es fundamental que sea un lugar diferente al que vivimos, porque de esta forma rompemos la rutina y todo es nuevo e inspirador. ¿Cuánto tiempo es el ideal para conseguir descansar y desconectar? Algunos estudios indican que tiene que ser un mínimo de 8 días, aunque si puedes disfrutar de unos días más, mejor.
Beneficios de disfrutar de las vacaciones
Existen distintos beneficios contrastados que nos aportan las vacaciones, como por ejemplo: la mejora de nuestro humor. Al realizar actividades agradables, nuestro cuerpo libera endorfinas; y por su parte, cuando descansamos liberamos serotonina. El resultado es la mejora de nuestro humor y estamos mejor con los que nos rodean. También se reduce el estrés al no estar sometido a situaciones de presión de nuestra rutina diaria (cumplir plazos en el trabajo, horarios o las prisas). Al estar más relajados y sin estrés, se incrementa nuestra capacidad creativa, ya que pensamos de otra forma. Desde este estado de relax nuestra mente es capaz de pensar mejor y crear nuevas ideas.
Otro de los beneficios es la mejora de nuestras relaciones sociales y familiares, ya que pasamos más tiempo con nuestros seres queridos en un estado relajado y distendido. Esto permite que la comunicación y la forma de relacionarnos sea diferente y mejor. Como consecuencia se produce una mayor unión y acercamiento entre las personas.
Problemas que pueden surgir en las vacaciones
Los problemas que nos pueden surgir en verano con la convivencia familiar son muchos:
- Llegar a un acuerdo sobre lo que quieren hacer los miembros de la familia. Cuando en la familia hay miembros de diferentes edades, sobre todo niños, se puede dar el conflicto sobre lo que apetece hacer en vacaciones. Normalmente, a los pequeños les gusta una cosa, a los adolescentes otra, y a los padres otra.
- La organización de actividades suele ser un problema porque a cada miembro de la familia tiene gustos diferentes. Una posible solución es hacer cada día la actividad que le guste a un miembro o buscar una actividad ajena a los gustos de todos pero que resulte novedosa y atractiva para todos.
- Cómo no aburrirse. Cuando pasamos las vacaciones en un apartamento o en una casa más de una semana, pueden faltar planes. Por eso, es conveniente explorar las actividades que puede ofrecer nuestro entorno e intentar realizar las máximas posibles para que no aparezca el temido aburrimiento.
- Problemas de comunicación. No estamos acostumbrados a convivir tanto tiempo juntos además de no comunicamos excesivamente. En vacaciones, los miembros de una familia o de una pareja pasan todo el día juntos y pueden surgir discrepancias o conflictos. Para evitarlos, primero hay que intentar tener empatía escuchando a las otras personas. Y segundo, expresarse bien y reconocer nuestros errores.
- Discusiones continuas. Si surgen demasiadas discusiones, conviene que la familia se reúna para averiguar por qué y solucionarlo. Nunca hay que asimilar que las discusiones continuas son normales.
- Falta de realización de actividades con la familia. Si cada miembro de la familia realiza actividades de forma individual y no se fomenta la convivencia fuera del hogar, no se comparten experiencias ni vivencias. Al contrario, se fomenta el individualismo y escasea la unión familiar. La solución es “obligar” a la familia a compartir un par de actividades juntos a la semana que sean del agrado de todos.
¿Cómo podemos solucionar estos pequeños problemas? Si no se solucionan, pueden volverse grandes y suponer un impedimento para disfrutar a de las vacaciones en familia.
- Los padres deben de tener claro los recursos económicos y temporales que van a dedicar a las vacaciones en familia.
- La familia se debe de reunir para charlar y opinar sobre lo que les apetece hacer. Estas charlas estarán guiadas por los planteamientos iniciales de los padres, que deben de definir las opciones contempladas. Siempre se tiene que escuchar las alternativas que comentan todos los miembros, incluidos los niños, ya que pueden aportar ideas que los padres no habían contemplado.
- Si el lugar donde se disfrutan las vacaciones de verano es una segunda residencia, se tiene que marcar la rutina a seguir y las actividades que se van a realizar. Además de marcar los límites de actuación a los niños y adolescentes. Hay que marcar la distribución de tareas del hogar en función de la edad de los niños desde el principio.
- Programar actividades para todos los miembros de la familia, y explicar toda la diversión y experiencia que les puede aportar.
- Plantear actividades adaptadas a la edad de los hijos, para que se puedan socializar y disfrutar de un ocio adecuado a su edad.
- Intentar planificar actividades deportivas o de actividad física, para fomentar el cuidado del cuerpo y la mente. Por ejemplo, en la playa podemos jugar con las palas, practicar natación o vóleibol, jugar con tablas de surf…Si por el contrario, nos vamos a la montaña, podemos fomentar las excursiones o los paseos, las actividades con animales o de aventura.
¿Cómo lograr disfrutar de unas vacaciones felices?
Lo fundamental para disfrutar de las vacaciones es estar bien con nosotros mismos. En ocasiones, pensamos que la solución a todos nuestros problemas será irnos de vacaciones, y realmente lo que podemos conseguir es agravar el problema. Si no nos encontramos con un buen equilibrio mental o sufrimos de ansiedad, u otros problemas, lo que nos puede pasar es que las situaciones de conflicto que surjan con la familia tendamos a exagerarlas o gestionarlas emocionalmente mal. Como consecuencia, nuestro estado anímico empeora. Por lo tanto, si no te encuentras bien, estás con ansiedad o padeces algunos de sus síntomas (mal humor, miedo, angustia, conflictos con las personas que te rodean, tensión muscular, dificultad para respirar, mareos o incluso insomnio), consulta con un especialista en ansiedad que te tratara de forma adecuada. Te ayudará a gestionar mejor tus emociones, sentirte bien contigo mismo/a y como consecuencia, conseguir disfrutar de tus vacaciones.
Verás como notas la diferencia y en vacaciones conseguirán cargarte de energía renovada para empezar con fuerzas y ganas la nueva etapa.
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