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Vivimos en una sociedad en la que predomina la imagen de la perfección y la ansiedad por alcanzar el éxito en todo lo que hacemos; tenemos que lograr los objetivos en el trabajo, tenemos que ser una buena pareja, tenemos que educar correctamente a nuestros hijos y, además, estar perfectos físicamente, para que no se note que pasan los años y envejecemos.
Todo este panorama actual, hace que sintamos mucha presión en nuestra vida y que seamos muy exigentes con nosotros mismos y, en ocasiones demasiado. Fallamos y empezamos a sentirnos mal.
Te has planteado alguna vez las siguientes preguntas ¿te tratas mal?, cuando comentes un error ¿te críticas en exceso? ¿eres demasiado duro/a contigo mismo/a? ¿te exiges demasiado?
La excesiva exigencia no conduce a resultados positivos sino a fustigarte, crearte ansiedad e inseguridad sobre tus capacidades y tu forma de manejar las situaciones en la vida. A la larga, este tipo de pensamientos pueden perjudicar seriamente tu salud mental y tus relaciones con los demás, ya que empiezas a sentirte más inseguro y más enfadado contigo mismo, impidiéndote actuar con seguridad y naturalidad ante las diferentes situaciones de tu vida.
Unos de los motivos por lo que ocurre esto es que no tienes una autoestima adecuada, quiérete y acéptate como eres, con tus virtudes y con tus defectos e intenta mejorar, pero nunca te critiques en exceso cuando fallas, porque los errores forman parte de la vida y colaboran a nuestro aprendizaje, sin los errores que hemos cometido no seríamos los que somos en la actualidad. Háblate bien, quiérete y cuídate, trabaja tu dialogo interior para que te ayude a vivir mejor y con tranquilidad.
Indicadores de que eres demasiado duro contigo mismo/a
Existen algunos comportamientos y actitudes en tu vida que, si se repiten muy a menudo, pueden indicar que eres demasiado duro contigo mismo y este hecho puede suponer un problema para tu autoestima y afectando seriamente tu forma de pensar y comportante.
- Entiendes que la gente comenta errores y no los criticas, pero los tuyos sí que los criticas.
Comprendes que las personas fallan y lo ves normal, pero cuando lo mismo te pasa a ti, no te lo perdonas y te críticas en exceso.
- Aunque consigues tus objetivos, sigues siéndote mal y dudas de tus capacidades o piensas que lo podrías haber hecho mejor, por lo que nunca te sientes satisfecho contigo mismo ni con tus logros.
- No haces lo que te gusta.
Tienes poco tiempo libre o no lo buscas. El ocio y hacer cosas que te gustan lo ves como una pérdida de tiempo, y siempre pospones hacer actividades con las que disfrutas. Estás obsesionado con tus objetivos y sólo quieres dedicar todo tu tiempo a alcanzarlos, sin pensar en ti ni cuidarte. La consecuencia es el agotamiento mental ya que la mente no se despeja no desconecta y al final te sientes embotado y como resultado rindes menos.
- Te culpas por cosas que no dependen de ti.
Si tu hijo está mal, piensas qué tú has hecho algo mal, si en tu trabajo algo falla, te planteas que podrías haber colaborado más o hacer algo al respecto. Te hechas la culpa hasta de asuntos en los que tu no has participado y eso es irracional e injusto para ti.
- Tu dialogo interior siempre es negativo, nunca te halagas, siempre te críticas.
Analiza tus pensamientos y en cómo te hablas, cómo te juzgas y valora en nivel de positividad que existe en ese dialogo interior; si en el 80 o 90 porciento de ocasiones te críticas, puedes llegar a tener un problema serio de autoestima.
La autocompasión
No hay que confundir la autocompasión con autocompaderse, que significa dar pena o lástima, en este caso, por nosotros mismos, es decir, el victimismo.
La autocompasión significa lo mismo que la compasión, pero aplicado a ti mismo. Igual que comportas de forma comprensiva y amable con un amigo que ha fallado, te deberías de comportar de la misma forma contigo.
Tienes que perdonarte por tus errores y aprender de ellos, eso es el aprendizaje de la viday lo que nos hace crecer como personas. No te castigues por haber fallado, aprende de tus errores para mejorar y no volverlos a cometer.
Cómo ser autocompasivo
La autocompasión se puede practicar y poco a poco, conseguirás sentirte mejor contigo mismo. A continuación, te indico unos consejos que puedes aplicar de forma fácil:
- Ser más amable contigo mismo: háblate con delicadeza y calma, piensa en cómo le hablas a un amigo con problemas y aplícate ese mismo tono y palabras a ti.
- Valora objetivamente tu error y en la mayoría de ocasiones te darás cuenta de que no es tan grave; analiza por qué lo has cometido y saca una conclusión que te lleve a aprender de ese fallo para no volver a cometerlo otra vez.
- Intenta conocerte mejor. Analiza cómo eres, tus virtudes y tus defectos y valora ambas cosas. Piensa en todas las cosas que has hecho bien y también en las que has hecho mal e intenta pensar que todo eso forma parte de lo que eres ahora.
Beneficios de la autocompasión
Según algunos estudios, si consigues ser autocompasivo, lograrás estar más satisfecho con tu vida, tendrás un mayor bienestar emocional, tú estarás mejor y como consecuencia, los que te rodean también. Tendrás menos ansiedad, depresión y estrés y te sentirás orgulloso de como eres. Tendrás una mayor seguridad para realizar los objetivos que deseas y tendrás una mayor capacidad de mejora.
La autocompasión trabaja mejor tu dialogo interior; podrás conocerte mejor y saber tus virtudes y tus limitaciones, para poder marcarte objetivos realistas en tu vida.